domingo, 21 de septiembre de 2008

Estoy y no estoy

Como ejercicio mental voy a intentar hacer un post, en momentos en que no tengo ganas de nada. En momentos en que he roto mi promesa de no escribir desde un cybercafé, rodeado de gente sola tratando de acompañar con bits su soledad, como yo ahora. Como muchos de mis lectores saben, no me molesta para nada la soledad, al contrario, la disfruto. Pero lo que definitivamente no es bueno es la forma de caer en la soledad, luego de pender de un hilo por varios meses queriendo y sin querer caer de una buena vez... explotar y mandar al carajo (y perdonen mi francés) todo lo que creí haber contruido en los dos últimos años de mi vida.

Pues gracias a Dios estudié periodismo, porque como "albañil" habría muerto de hambre, sí, definitivamente lo de la construcción no se me da muy bien. Y como ejemplo tengo mis más recientes fracasos: La separación-divorcio con la madre de mi hija, luego de 13 años de relación (de los cuales los últimos 4 fue sobreviviendo)y ahora mi más joven caída, la ruptura que hace 24 horas decidí concretar con mi última pareja, con quien creí que iba a establecerme.

Aunque esté tomando esa forma, este post no es un lamento, sino un llamado a mí mismo a despertar. A entender que después de los 30 el amor no es rojo ni de forma redondeada. "Amor". Curiosa palabra. Lo que me llama poderosamente la atención es que en días como hoy, tan patéticos como hoy, extraño a todos mis "amores", desde Mairene Ferrer (mi primera novia) hasta la última. De pana, las extraño absolutamente a todas-

Quedan dos minutos, mejor me voy, tal vez vuelva más tarde con una lista de nombres, tal vez no. Perdonen el desastre, pero así me siento hoy.