Soñé con una mujer, soñé con que me hacía vibrar con su sola presencia.
Con su mirada tierna, casi infantil, de ojos que mágicamente suavizan el impacto de sus formas esculturales. Piel de porcelana; negra y abundante cabellera y boca impactante, de labios llenos y un rojo natural increíblemente perfecto.
Es una mujer alta, de piernas firmes desde los tobillos hasta la redondez universal de sus glúteos. Desde allí hasta la cintura, una vertiginosa silueta de “reloj de arena” que explota en la impactante configuración de sus pechos, blancos pechos. Redondos. Grandes pechos.
La mujer de mi sueño tiene el cuello delgado y fuerte a la vez, espigado. En la parte superior de la espalda, donde nace la nuca, de vez en cuando, dependiendo de la posición de su cabeza, sobresalía levemente -de manera casi imperceptible- una vértebra. Parecerá una locura, pero ese ínfimo detalle, como otros que logré notar durante mi sueño, me produjo una sensación de vacío mezclado con hormigueo y estremecimiento de las extremidades, como un centellazo de lujuria que aceleró el torrente de mi sangre.
Detalles. Fueron los detalles los que me llevaron desde cero hasta la combustión completa de mis sentidos. Uno de estos rasgos es la forma como, cuando me hablaba suave y tierno, de vez en cuando tocaba la comisura izquierda de sus labios con la punta de la lengua. Lo hacía como un acto reflejo, algo involuntario, tal vez sin notar que lo hacía y sin saber lo que en mí provocaba.
Detalles. Vi detalles. Como un suave y minúsculo lunar entre sus dedos meñique y anular de la mano izquierda. Manos alargadas, dedos delgados, allí estaba la suave marca de nacimiento. También noté el tatuaje de una rosa. Pequeño, indeleble, en colores azulado y rojo. Era delicado, como delicada y divina es la zona donde estaba pigmentado: En la parte baja de su vientre, hacia la izquierda, perfecto vecino del sensual huesito de la cadera. Detalles. De recordarlos se me vuelven a estremecer las entrañas. La soñé.
Soñé con una mujer, soñé con que me hacía vibrar con su sola presencia.