domingo, 30 de diciembre de 2007

Espinela del renacimiento (Décima)


Creía tener lo que quería
casa, carro y televisión
pero en el corazón
un vacío yo tenía.
Hasta que llegó el día
en que pude conocerte,
pues descubrí que tenerte
era lo que necesitaba
y no los bienes que ostentaba
y alardeaba abiertamente.


Al principio tuve miedo
de lo que adentro sentía
y a mí mismo me decía
“amar a otra no puedo”.
No podía estar más ciego
vivía tan engañado,
en un mundo idealizado
donde lo único que había
era una casa vacía
sin pasión ni desenfado.


Hasta que llegó el día
en que nuestro amor surgió
y con su poder trascendió
tu cadena y la mía.
Hoy soy tuyo, tú eres mía
y vivimos plenamente
lo que en época reciente
era incapaz de comprender:
que la suma hombre-mujer
es igual a “llama ardiente”.


Y estoy seguro, mi amada,
que juntos lo lograremos:
con nuestros hijos seremos
una familia soñada.
Un hogar, una morada
será el próximo paso.
“Ellos” que no insistan, no hay caso,
no dañarán nuestra unión.
lo decreto: en esta relación
no habrá dolor ni fracaso.